Hace muchos años novelé el vivir con una ataxia de Friedreich en un singular y sencillo álbum de fotos; basado en aquel libro nace ahora ésta novela. Necesito abrirme una ventana de esperanza, pintar un arco iris de alegría, un vendaval de emociones… aunque siempre haya una pizca de tristeza en mis ojos. Tal vez porque soy consciente del abismo que piso. Pero es mi vida y no tengo otra, y no quiero otra…
Siempre amanece de nuevo.

martes

Las mejores amigas que se puedan tener


Era al finalizar el día cuando las aguas turbulentas que surcaban mi alma se removían, la noche me exigía recuperarle. Buscaba a Andrés con furia, impotencia y con una añoranza infinita, entre mis sueños. Valeria me oía llorar pero no decía nada. Por suerte casi había terminado el curso y no me dio tiempo a hundírmelo.

Mis miedos no volvieron enseguida pues mis amigas estuvieron muy cerca de mí, afortunadamente éramos un grupo numeroso, que sabíamos divertirnos, pero sobre todo, éramos un grupo de adolescentes que nos queríamos y necesitábamos las unas a las otras. Aunque algunas ya, apuntando hacia una relación sentimental estable, pero en aquellos años siempre juntas.
A través del tiempo, a través de los años... hoy sé que Dios puso en mi camino a  las mejores amigas que se puedan tener.


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